El ácido hialurónico es ampliamente utilizado en tratamientos estéticos para mejorar la apariencia de la piel y combatir los signos del envejecimiento. Sin embargo, es importante comprender que existen dos tipos principales de ácido hialurónico: el reticulado y el no reticulado, estos cuentan con distintas propiedades de cada forma, lo que los hace adecuados para diferentes propósitos en los procedimientos estéticos. Exploraremos las características distintivas del ácido hialurónico reticulado y no reticulado, así como sus aplicaciones en tratamientos estéticos para obtener resultados óptimos.
Ácido hialurónico reticulado:
Está formado por enlaces cruzados entre las moléculas. Esta reticulación proporciona una estructura tridimensional al ácido hialurónico reticulado, haciéndolo más denso, viscoso y resistente a la degradación. Esto le confiere una capacidad de voluminización y relleno más pronunciado, lo que lo hace ideal para tratar arrugas profundas y restaurar el volumen facial.
Por otra parte, debido a su mayor resistencia a la degradación, el ácido hialurónico reticulado tiende a tener una duración más prolongada en comparación con el no reticulado, dependiendo del producto y el área tratada.
En este sentido, el ácido hialurónico reticulado se utiliza comúnmente para aumentar el volumen de los labios, perfilar la línea mandibular, disimular las ojeras y el hundimiento en el párpado inferior, rectifica la flacidez de los pómulos, disminuir las líneas profundas, entre otras.
Ácido hialurónico no reticulado:
Es valorado por su capacidad de retener agua en la piel. Actúa como un hidratante eficaz, ayudando a mejorar la hidratación y la elasticidad de la piel, así como a suavizar las líneas finas y arrugas superficiales.
Consiste en una cadena lineal de moléculas de ácido hialurónico, la cual le confiere una textura más suave y menos densa en comparación con el ácido hialurónico reticulado. Esto significa que su consistencia es más fluida, y, por lo tanto, facilita su aplicación y distribución en la piel. Debido a esta estructura más liviana y suave, el ácido hialurónico no reticulado tiende a ser absorbido más rápidamente por la piel. Esto puede ser beneficioso para aquellos que buscan resultados más sutiles y una apariencia más natural.
Asimismo, el ácido hialurónico no reticulado se utiliza comúnmente en tratamientos más superficiales de la piel, como lo pueden ser: hidratación y revitalización de los labios y la piel, mejorar la textura y el tono, y lograr un aspecto fresco y radiante.
En resumen, la elección entre reticulado y no reticulado dependerá de tus necesidades y objetivos estéticos individuales. En Clínica Cherizola Clavell, contamos con especialistas capaces de evaluar tu caso y recomendarte el tipo adecuado de ácido hialurónico que deberás usar para lograr unos resultados deseados.